Pese a la derrota, Milei descarta avanzar con cambios en el Gobierno y ata su suerte al equipo económico

El Presidente prepara una cadena nacional para anunciar el envío del Presupuesto 2026 y enfrenta una agenda legislativa cargada, con votaciones sensibles en Diputados y el Senado.

“El rumbo no cambiará. No cometimos errores de gestión. Seguiremos con las mismas políticas. El único error consistió en no saber explicarle a la gente por qué vale la pena hacer sacrificios. Es esto o comunismo.

Esa fue la interpretación oficial del Gobierno tras los resultados de las últimas elecciones bonaerenses, expresada en distintos momentos por el presidente Javier Milei, el vocero Manuel Adorni, el ministro Luis “Toto” Caputo y otros funcionarios de la Casa Rosada.

Después de una derrota por una diferencia que el propio Milei jamás imaginó, el primer mandatario tomó una decisión clave: ratificar el rumbo de su gobierno para no dar señales de debilidad.

El mensaje no fue para los votantes, sino para los mercados. En ese plano, Caputo se movió con rapidez: sobrellevó un lunes negro, contuvo las cotizaciones del dólar dentro del rango previsto, indujo una baja en las tasas de interés y flexibilizó los encajes bancarios.

En lo político, en cambio, Milei se replegó sobre su núcleo duro. Para la Casa Rosada, el mal resultado no es consecuencia de la caída de la actividad económica, ni de las dificultades de vastos sectores para llegar a fin de mes, ni de los problemas que enfrenta la producción y el empleo. Tampoco admiten que haya pesado el veto presidencial a la ley de emergencia pediátrica ni a las normas de discapacidad. Por eso, nadie en el oficialismo esperaba un cambio de funcionarios.

El único retoque fue simbólico: Lisandro Catalán, hasta ahora secretario de Interior, fue ascendido al rango de ministro. Se trata de un gesto hacia los gobernadores, con quienes Catalán mantiene una relación aceitada desde hace meses. Sin embargo, fue una señal débil. Toda negociación con Milei, coinciden los mandatarios provinciales, suele volver a foja cero. El Presidente vetó la ley de distribución automática de ATN y solo está dispuesto a tratar ese tema si el Congreso le aprueba primero el Presupuesto 2026.

En ese contexto, el mapa de los gobernadores empieza a reconfigurarse en tres grandes grupos:

  • Los aliados, que se comportan como socios del Gobierno (Rogelio Frigerio, Alfredo Cornejo, Leandro Zdero).
  • Los opositores duros, con los que Milei no tiene margen de acuerdo (Axel Kicillof y Ricardo Quintela).
  • Los que tomaron distancia y buscan construir un nuevo espacio político, nucleados en el bloque Provincias Unidas (Martín Llaryora, Maximiliano Pullaro, Gustavo Valdés, Ignacio Torres y Carlos Sadir).

Ayer, en Córdoba, este último grupo buscó dar varias señales políticas. Se trata de un armado opositor en el que conviven gobernadores peronistas y radicales, que no se definen por su posición ideológica sino por su rol de “gestores”.

Ese espacio, que podría ampliarse en los próximos meses, proyecta una estrategia de mediano y largo plazo: aspira a contar, después de las elecciones de diciembre, con un bloque de unos 40 diputados y a consolidarse de cara a las presidenciales de 2027 como una alternativa competitiva.

Mientras tanto, en la agenda inmediata de la Casa Rosada se vienen días de alta exposición. Milei prepara una nueva cadena nacional, en la que anunciará el envío del proyecto de Presupuesto al Congreso y ratificará públicamente que no habrá cambios en su política económica.

En paralelo, se esperan sesiones clave tanto en Diputados como en el Senado, donde la oposición buscará insistir con la aprobación de las leyes de emergencia pediátrica, emergencia universitaria y distribución de ATN.

El horizonte político, al menos en el corto plazo, aparece cargado de tensiones y con varios frentes de conflicto abiertos.

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