“El acuerdo con el FMI no es un rescate, es una devaluación controlada bajo otro ajuste brutal”

Para el histórico dirigente de la izquierda argentina Jorge Altamira, el reciente acuerdo del gobierno nacional con el Fondo Monetario Internacional (FMI) no constituye un salvataje financiero, sino un nuevo ciclo de endeudamiento con consecuencias regresivas.

   Altamira sostiene que los u$s 20.000 millones desembolsados por el organismo multilateral no tienen como destino reforzar las reservas del Banco Central ni apuntalar la moneda nacional. “No es un rescate: es una operación de blindaje al capital financiero. La plata va al Tesoro, no al Central. Es un seguro de cambio para grandes empresas y tenedores de deuda, no para la población”.

   A la ayuda del FMI se suman otros u$s 4.000 millones del Banco Mundial y el BID, así como la renovación del swap con China. Según Altamira, este paquete busca frenar una corrida cambiaria en desarrollo. “Se fugó apenas una cuarta parte del préstamo, pero se entregó una suma desproporcionada. Y se hace sobre una deuda con el Fondo que ya supera los u$s 45.000 millones, con tasas un 50% más caras que el promedio internacional”, denunció.

El ajuste que viene

   Uno de los puntos más criticados por el dirigente es el aumento del superávit fiscal del 1,3% al 1,6% del PBI. En un contexto de devaluación, esto implica —señala— un recorte mayor medido en dólares, la moneda en la que se paga la deuda externa. “El ajuste se descarga sobre el sistema previsional y las provincias, con una reconfiguración fiscal regresiva. El gobierno nacional absorbe la deuda, pero las provincias quedan libradas a su suerte”.

   Para Altamira, la liberalización del mercado cambiario anunciada por el gobierno es en gran parte “retórica”. Aunque algunas restricciones se aflojaron para bancos y empresas, el cepo persiste para importadores, que reciben bonos en vez de dólares, y el mercado paralelo sigue en alza.

   “El peso sigue sin respaldo. La deuda en pesos, que equivale a u$s 250.000 millones, se refinancia mes a mes para evitar un estallido. En junio vencen más de u$s 4.800 millones entre capital e intereses. Esta bomba no se desactiva, se patea hacia adelante”, advierte.

Economía concentrada, crecimiento desigual

   Altamira también cuestiona las proyecciones optimistas del FMI, que estima un crecimiento del 5,5% del PBI para 2025. “Es un cálculo inflado. El crecimiento real no superaría el 2,5%, y está concentrado en pocos sectores: finanzas, minería, petróleo y agro. Industria y consumo popular quedan afuera. Es un modelo regresivo: beneficia a pocos y empobrece a muchos”.

  Además, pone en duda la estrategia oficial de apuntalar la economía con exportaciones de soja y energía. “Los precios internacionales ya no son los mismos. La disputa comercial entre China y EEUU ha deprimido el precio de la soja, y la OPEP acaba de aumentar la producción de crudo. Los exportadores argentinos prefieren dejar los dólares afuera, e ingresan solo lo mínimo necesario para sostener operaciones”.

Dólares sin confianza

   Aunque el gobierno asegura contar con reservas suficientes para absorber la base monetaria, Altamira considera que “Actúa al revés: devalúa cuando debería revalorizar”. Y agrega: “No alcanza con tener dólares, hace falta confianza. Y no la hay. Dolarizar la deuda en pesos, que es diez veces mayor que las reservas, es inviable”.

   Incluso relativiza el rol estabilizador del propio dólar: “Ya no es garantía. Las inversiones globales migran de los bonos del Tesoro norteamericano hacia el oro y otros activos. La crisis de deuda en EEUU también es una bomba que sigue creciendo”.

El factor geopolítico

   La reciente visita del secretario del Tesoro estadounidense, Scott Bessent, tampoco es vista con buenos ojos. Altamira considera que su presencia responde más a intereses estratégicos que a gestos de apoyo. “Viene a hacer negocios. Washington presiona para cortar lazos con China, abrir el mercado de medicamentos y favorecer a empresas como Pfizer, que ya mostró su poder en la pandemia”.

  En ese marco, Altamira alerta sobre una posible profundización de la crisis: “La Argentina está siendo arrastrada a las guerras comerciales globales, a un nuevo ciclo de endeudamiento y a un modelo económico que profundiza la desigualdad. No es un rescate: es otro saqueo”.

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