Un detenido y casi 40 kilos de cobre decomisados tras un allanamiento

La tranquilidad habitual de los barrios que conforman la zona conocida como Carpincho Macho se vio alterada por un gran despliegue policial que llamó la atención de los vecinos. Comandó la operación la Zona II° Metropolitana de la Policía del Chaco. 

Las órdenes estaban claras: un allanamiento preventivo, corto y certero, para dar con aquellos que devoran, sin compasión, los tendidos de alumbrado público. El objetivo: ese cobre que tantas veces cambia luz por penumbras en avenidas, barrios y plazas.

El reloj marcaba las 10 en punto, cuando el comisario Julio Denis Saavedra puso fin al operativo que terminó con un saldo más que exitoso. Tres bolsas, prolijamente cerradas, aguardaban en un rincón, como parte del botín que fue incautado por los uniformados, cumpliendo con la Orden de Operaciones  1586-D.O.M./25

Una balanza acusaba el peso del delito que se imputa al, hasta ahora, único detenido: nueve kilos doscientos gramos en la primera, nueve kilos quinientos en la segunda. Su contenido: retazos de cables que alguna vez llevaron electricidad por la ciudad. La tercera bolsa, más pesada y aún más evidente, arrojaba un total de dieciocho kilos setecientos cuarenta gramos. 

Dentro de las mismas fueron hallados rollos de cobre desnudo, sin aislante. Se trata de dos rollos de cuatro metros, uno de diez, otro de cuatro metros y medio, y uno más de tres metros. Un rompecabezas casi matemático que sumaba, al final, cuarenta kilos de cobre, perfectamente comercializables en el mercado negro de la zona.

Crece el robo sistemático del cableado de las luminiarias

Cada metro de cable que desaparece representa una lámpara apagada, una esquina insegura, un cruce de caminos donde la sombra es aliada de la incertidumbre. El operativo culminó con la consulta a la Fiscalía 15. Aunque el ciudadano E. Z., señalado como pieza clave, no fue hallado en la finca donde se realizó el operativo. En tanto, su hermano E. E. Z.  fue detenido bajo cargos de encubrimiento. Quizá no era el cabecilla, pero, en este tipo de delitos, cada eslabón cuenta.

Mientras tanto, ciudadanos y autoridades vuelven la mirada, esperando que estas acciones preventivas sirvan para frenar la cadena interminable que deja a Resistencia a oscuras. Aquí la historia acaba, por ahora, pero los hilos de cobre y las noches sin luna prometen seguir marcando el pulso de la ciudad.

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