Los monotributistas cada vez son más y se redefine el mercado laboral argentino

En Argentina, más del 11% de las personas ocupadas está inscripta como monotributista. La modalidad sostiene las estadísticas de empleo, pero expone la precarización de miles de trabajadores.

El mercado laboral argentino atraviesa una transformación silenciosa pero profunda y es que cada vez más personas se registran como monotributistas, una figura que formaliza el empleo pero no siempre garantiza derechos laborales básicos. Según un informe del Centro de Estudios CEPA, entre enero de 2012 y abril de 2025, el número de inscriptos creció un 161,7%.

Lo curioso es que solo en los últimos siete años, entre 2018 y 2025, el aumento fue del 74,1%, pasando de 1.575.800 a 2.126.400 trabajadores bajo este régimen. 

Los datos del Sistema Integrado Previsional Argentino (SIPA) reflejan además que solo en abril de este año se sumaron 5.602 nuevos monotributistas. Desde noviembre de 2023, el régimen incorporó 88.604 personas, aunque este incremento no compensa la pérdida de empleo asalariado privado, que en el mismo período cayó en 104.603 puestos.

El fenómeno tiene un fuerte impacto en las estadísticas laborales. El último informe del INDEC reveló que la tasa de desocupación abierta alcanzó el 7,9% en el primer trimestre de 2025, apenas 0,2 puntos por encima de la medición interanual y un punto más que el 6,9% registrado en igual período de 2023. Sin embargo, los especialistas advierten que el desempleo no es el único dato a considerar: detrás de los números oficiales convive un mercado de trabajo cada vez más heterogéneo, con altos niveles de informalidad y una creciente masa de trabajadores independientes que, aunque figuran como “ocupados”, enfrentan condiciones de precariedad.

Hoy, en la Argentina de 2025, el 11% de las personas con empleo está inscripta en el monotributo. Esta figura les otorga acceso a una jubilación futura y a una obra social en el presente, pero no les garantiza derechos como vacaciones pagas, aguinaldo o licencias. En muchos casos, se trata de profesionales y cuentapropistas que trabajan de forma autónoma; en otros, de trabajadores que aceptan esta modalidad como única alternativa para mantenerse en el circuito formal.

El debate sobre el futuro de esta categoría se intensifica con la reciente sanción de la Ley Bases. La norma introduce la posibilidad de que los monotributistas contraten hasta tres “colaboradores”, que también estarán inscriptos como monotributistas. Para los especialistas, esto podría consolidar un esquema laboral más flexible, pero también profundizar la precarización.

En este escenario, la expansión del monotributo funciona como un doble filo, ya que sostiene las cifras de empleo y reduce la presión sobre el mercado formal, pero al mismo tiempo pone en evidencia las dificultades para generar puestos asalariados con plenos derechos laborales.

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