Los cambios de Milei y la encuesta que inquieta al círculo rojo

Mientras el Presidente busca relanzar su estrategia rumbo a octubre, una nueva encuesta revela un creciente malestar social.

Javier Milei llegó por la mañana a Buenos Aires y se recluyó en la quinta de Olivos a descansar de un viaje donde sólo recibió buenas noticias. Todas las escenas de euforia transmitidas durante los últimos días desde la intimidad de la comitiva están alineadas con la sensación interna del Presidente. De eso hablará en los encuentros que tendrá desde hoy y durante este fin de semana con los funcionarios más relevantes que quedaron en el país durante su viaje a EEUU. Como dijo Martín Lousteau -aún desde la oposición-, el Presidente consiguió “que los del mercado que habían venido a pelearlo, vean que atrás de él está parado Mike Tyson. Y no es lo mismo pelear con Milei que con Tyson”.

Sin embargo, esa luminosidad y oxígeno que descomprimió la peor semana del Gobierno libertario, donde vieron demasiado cerca un abismo, está esmerilada por la percepción interna de que las próximas cuatro semanas no serán un tiempo suficiente para revertir la atmósfera de insatisfacción que los sondeos -y la última elección en PBA- revelan en la sociedad. El apoyo incondicional del poderosísimo secretario del Tesoro, Scott Bessent, mostró un interés medular de la administración americana en el resultado de las elecciones de octubre. Este alivio financiero no necesariamente modificará la percepción social. Por eso la estrategia que LLA empieza a montar para el próximo mes intentará mejorar ese panorama: retomar centralidad pero, sobre todo, mostrar más cohesión interna, diálogo y predisposición a la racionalidad. Mientras Milei, Karina y Caputo disfrutaban el otoño en NY, la coordinación electoral no tuvo descanso a pesar de que el aval norteamericano no desarma las internas libertarias. Esta semana hubo una reunión de coordinación política liderada por Pilar Ramírez, la líder de LLA en Ciudad, que ahora tiene a cargo la organización nacional. Gran parte de los invitados a esa reunión del jueves, que hoy se repetirá liderada por Santiago Caputo y Karina Milei en la Rosada, salieron del despacho donde los recibió Pilar y se fueron al de Lule Menem, el operador y armador que ahora no participa de las reuniones pero se empodera desde su oficina, tal como reveló Ignacio Salerno en TN.com. En cualquier caso, hay unidad de criterio en que se impone mostrar cohesión.

Crece la insatisfacción

Sólo para tomar un ejemplo de los resultados que distintos estudios muestran sobre el ánimo social de los argentinos, la encuesta mensual de Satisfacción Política y Opinión Pública de la Universidad de San Andrés acaba de publicar resultados que van en línea con la preocupación del Gobierno: el 66% expresa insatisfacción y esa caída se observa en todos los segmentos socioeconómicos y de edad. El 45% de los encuestados dice sentir “incertidumbre” frente al futuro político y económico del país, contra 24% que se siente “optimista” y un 22% directamente “pesimista”. Son todas cifras que se fueron deteriorando en contra del gobierno. Hay una que muestra un elemento que parece ser la base de lo que están observando: el 56% cree que Milei debe negociar su agenda con el Congreso -no imponerla- a la vez que el 50% cree que el Congreso debería cooperar y negociar con el presidente. Es una de las grandes preguntas sobre lo que viene: ¿qué demandan mayoritariamente los argentinos?

Guillermo Francos está convencido de que el Presidente esta vez promoverá realmente el diálogo. El nuevo ministro del Interior camina a los Gobernadores dialoguistas buscando abrir agendas después de las elecciones. ¿Empieza un periodo de racionalidad? No sería la primera vez que Francos se desilusione si eso no sucede. Pero la necesidad de mejorar la matemática del Congreso más allá del resultado electoral es una necesidad evidente y una demanda, ahora también de Estados Unidos, para que avancen con las famosas reformas de fondo en lo laboral y lo impositivo.

En la hilación de reconciliaciones, el sector más dialoguista del Gobierno sabe que conviene arropar al PRO. “Mauricio, vení y saquémonos una foto con el Embajador”, le dijo el miércoles Francos a Mauricio Macri en el cocktail de la Embajada de Arabia Saudita en el Hotel Four Seasons. El titular del PRO -con alianzas en Ciudad, en PBA y en Entre Ríos con LLA- desconfía y gana tiempo, pero espera un llamado que, por lo menos por ahora, no recibirá del Gobierno hasta que no pase octubre. Adentro del PRO los reclamos y las fisuras ya son grietas y el ex Presidente gesticula hacia afuera y hacia adentro para mantener un equilibrio que quedó roto.

Son todas gesticulaciones de la política enfrentando el escrutinio de las elecciones mientras irrumpe con espanto una realidad social mucho más profunda, compleja y estructural. La que mostró el triple crimen de Florencio Varela.

Un especialista imprescindible en criminalidad narco asegura que este caso “rompió el molde”, por la saña, por la transmisión en vivo como manera de mandar el mensaje y por tratarse de mujeres. Pero que el fondo de esta trama no es una novedad para nadie que investigue el negocio de los narcos en los barrios más vulnerables de la Ciudad y el sur del Conurbano en los últimos años: células dispersas de pequeños líderes, jóvenes, cada vez más violentos, marginales y desordenados, que diversifican los negocios -no es sólo droga- y amplifican su capacidad de empleo en distintas áreas. Es lo que vienen denunciando a los gritos los curas villeros que registran con desesperación el deterioro y la destrucción del tejido social. Hogares monoparentales donde las mujeres son las únicas adultas a cargo, estadísticas del Equipo de Sacerdotes de Villas y Barrios Populares de la Argentina que muestran también que en algunas zonas del conurbano, el 75% de las mujeres fue víctima de violación alguna vez en su vida, que son barrios que conviven con tasas descontroladas de violencia, menores tomados por el consumo y el empleo narco. Una complejidad estructural, pero nueva a la vez, como la que empieza a revelar los asesinatos de tres chicas de 20 y 15 años.

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