Después de tres semanas clausurada, uno de los predios retomó la actividad. Dueños e inquilinos de locales enfrentados por la regularización.
La reactivación de la feria clausurada el 22 de mayo trajo alivio a muchos, pero los problemas no tardaron en aparecer tras la reanudación de la actividad en el predio.
El conflicto tiene, de un lado, a los dueños de los puestos y, del otro, a sus inquilinos. Lo que se debate, básicamente, es quién deberá pagar el costo de la regularización del complejo, una de las condiciones que impuso la Justicia para autorizar su reapertura.
El estacionamiento de Urkupiña congregaba esta mañana a los dos grupos. En medio de los lugares reservados para los micros de tours de compras, todavía ausentes, una centena de inquilinos se congregaba en asamblea.
AUMENTO DE ALQUILERES
De este círculo apretujado salían gritos: “Es insólito”, decía uno. “Se están haciendo los vivos”, lanzaba otro. “Como ahora es obligatorio firmar contratos de alquiler, los dueños de los locales nos están queriendo aumentar el precio”, explicó un feriante citado por el diario La Nación.
Él, al igual que muchos de los demás comerciantes reunidos, pagaba por mes $2,5 millones antes de la clausura del lugar. Hoy, el dueño le comunicó que a partir de ahora deberá pagar $3 millones, $600.000 por contrato y el resto “en mano”.
La regularización de los alquileres es una de las decenas de condiciones que impuso el Juzgado Federal Criminal y Correccional de Lomas de Zamora en la resolución en la que habilitó la reapertura. Este polo textil informal, el más grande de Argentina y uno de los más importantes de América Latina, había sido clausurado el pasado 22 de mayo tras la detención por lavado de dinero de quince empresarios de su cúpula, entre ellos Jorge Castillo autoproclamado “el rey de La Salada” y principal líder de Punta Mogote SCS y Enrique “Quique” Antequera, uno de los socios de Urkupiña SA.
Ayer, la mitad de los locales de su galería estaban vacíos. Los comerciantes que sí abrieron explicaron que hay varios motivos detrás; por un lado, algunos vendedores que alquilan puestos todavía no han llegado a acuerdos con los dueños. “Otros no vinieron hoy porque venden marcas falsificadas y al ser el primer día hay mucha policía dando vueltas”.