La caída del consumo de carne mantiene estables los precios

Los frigoríficos sostienen que, si suben los precios, venden menos. La demanda de la gente se ajusta con compras más chicas y usa tarjetas en días de promoción.

El presidente de la Cooperativa de Trabajo del Frigorífico Resistencia, Luis Alberto Sotelo, en dialogo con Norte explicó una paradoja que se vive en el mostrador: la gente compra menos carne a pesar de que los precios se mantienen estables.

“Lo que pasa es que la carne cada vez se vende menos. Aunque bajó la venta, no lo hizo mucho. Y los precios están quietos porque justamente si se aumenta, se vende menos”, aseguró.

Según el referente del sector, el último incremento se dio en dos tandas: una del 10% y otra del 15% entre febrero y marzo. Desde entonces, no hubo nuevas subas.

“Llegó la temporada de los feedlot, que es lo que más se consume, y por ahora va a quedar quieto”, aclaró. “Si bien no hay mucha venta, los feedloteros necesitan ir sacando su producción, porque si no se les pasa”, agregó.

En ese contexto, sostiene que la política económica nacional también influye: “El gobierno lo que está haciendo es no emitir billetes y congelar los sueldos. El precio de la mercadería sube poco, pero la gente puede comprar menos. No hay plata en la calle”.

CAMBIO DE ESTRATEGIA

Sotelo describe un cambio silencioso pero constante en los hábitos de compra. “La gente se administra para que le alcance. Algunos que compraban dos kilos, hoy compran uno”, señaló.

Los días que repuntan las ventas son principios de mes, cuando la gente cobra su sueldo. También observó un uso intensivo de tarjetas de crédito, especialmente en los días de promociones. “Se nota mucho el uso de tarjetas y de billeteras virtuales”, remarcó.

Ante la caída del poder adquisitivo, la demanda se orienta a cortes más accesibles: “Piden mucha molida, sobre todo en temporada de frío, donde se consume mucho guiso”, y amplió diciendo: “Tenemos suerte porque se venden todos los cortes de forma pareja. Hubo años donde quedaban todas las pulpas, entonces lo que más se hacía era milanesa de pulpa y se vendía bien”.

Cuando se acumulan cortes como matambre o peceto, que suelen destinarse a eventos o restaurantes, sostuvo que “hay que buscar la manera de procesarlos para que no se echen a perder”.

Además, destacó una preferencia cultural por la carne de feedlot, más blanda y clara.

“La gente se acostumbró a comer esa carne rosada y blanquita. Si la ve un poquito muy roja, ya cree que no es tierna”, indicó.

Ante la caída del poder adquisitivo, la demanda se orienta a cortes más accesibles y al uso de tarjetas en los días de promociones.

EL IMPACTO EN EL FRIGORÍFICO

Mientras el consumo ajusta y los precios no suben, los frigoríficos atraviesan un momento complejo. “Actualmente estamos en una situación muy difícil, porque el recupero —que es el cuero— viene en bajante. Entonces a veces hay que subir el servicio para poder recaudar”, advirtió Sotelo.

Ese “servicio” es la faena a terceros, una práctica común entre frigoríficos chaqueños. “La mayoría faena para su carnicería, pero también para terceros. Al bajar el precio del cuero no tenemos recupero y tenemos que aumentar el precio del servicio”, detalló.

Finalmente, Sotelo puntualizó que, si bien la mayoría de los productores chaqueños siguen los precios del Mercado Agroganadero de Buenos Aires, los novillitos y vaquillas de campo que no pasan por el feedlot permiten precios algo más bajos: “Desde luego que en la batea sale un poquito más barato”, concluyó.

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