La Argentina no logra  incrementar su PBI industrial per cápita 

Tras un sostenido crecimiento durante buena parte del siglo XX, desde 1974 está estancado. Ni siquiera en 2011 (mejor año del siglo XXI) se superó el PBI industrial per cápita de 1974.

A mediados del siglo XX, Argentina era un país con un pujante desarrollo industrial y un Producto Bruto Interno (PBI) per cápita en aumento. Sin embargo, en 1974 comenzó una fase de estancamiento que, cinco décadas después, continúa intacta.

Ni siquiera en 2011, un año de gran recuperación económica, el país logró superar el nivel de PBI industrial per cápita alcanzado en 1974. ¿Qué pasó en Argentina para que el crecimiento industrial quedara atrapado en el tiempo?

Razones del estancamiento
Entre los factores que explican este estancamiento están la inestabilidad macroeconómica, el auge de competidores asiáticos y la falta de consensos políticos sobre el rol de la industria en el desarrollo.

  1. Inestabilidad macroeconómica: La volatilidad económica ha sido una constante en la Argentina en las últimas décadas. Los ciclos de alta inflación, las crisis recurrentes y los cambios bruscos en las políticas económicas dificultan la inversión en el sector industrial, lo que limita el crecimiento y reduce la capacidad de adaptación a los cambios globales.
  2. Competencia asiática: Durante las últimas décadas del siglo XX, Asia emergió como el centro de la manufactura global. Con costos laborales menores y altos niveles de productividad, países como China, Corea del Sur y otros de la región lograron captar gran parte de la producción industrial mundial, desplazando a muchas economías occidentales, incluida la Argentina, de los mercados de exportación de manufacturas.
  3. Falta de consensos políticos: En la Argentina las políticas industriales han sido especialmente pendulares. La falta de acuerdos duraderos entre las principales fuerzas políticas sobre el rol de la industria en el desarrollo ha producido una alternancia constante en la estrategia industrial, lo cual ha afectado el crecimiento sostenido del sector. Las ventajas comparativas de la economía argentina, basadas en recursos naturales, a menudo han prevalecido sobre la apuesta por una estructura más diversificada e industrializada.

Asia: lecciones de transformación
Durante las mismas décadas en las que Argentina se mantuvo estancada, algunos países de Asia lograron cambios estructurales en su economía y sociedad. Corea del Sur y China, entre otros, realizaron una verdadera revolución educativa, particularmente en ciencia aplicada e ingeniería. Gracias a estos esfuerzos, millones de graduados en áreas técnicas fueron capaces de impulsar el desarrollo industrial y tecnológico, transformando la región en un motor de innovación y producción. Esta revolución educativa fue acompañada de elevados niveles de ahorro interno, que permitieron financiar el desarrollo.

Por el contrario, la Argentina, aunque tuvo un breve impulso industrial con políticas desarrollistas en la era de Arturo Frondizi, no logró consolidar una estrategia de inversión sostenida ni una apuesta fuerte en la educación técnica. Esto contribuyó a que el aumento de productividad se agotara rápidamente y que el país quedara rezagado en el ámbito industrial.

¿Hay alternativas para un futuro diferente?
Reactivar el crecimiento del PBI industrial en la Argentina implica también tomar nota de los casos exitosos de Asia y hacer una apuesta más ambiciosa y sostenida en educación técnica y en políticas industriales de largo plazo.

Los expertos sugieren que una estrategia industrial no puede depender solo de las ventajas comparativas tradicionales; es necesario transformarlas mediante la inversión en innovación y educación. Si la Argentina logra implementar una política de desarrollo industrial sólida, estable y consensuada, podría volver a aprovechar su potencial y romper el estancamiento que lleva medio siglo.

En conclusión, la recuperación del crecimiento industrial en la Argentina es un desafío complejo, pero no imposible. Requiere voluntad política, acuerdos de largo plazo y una mirada estratégica hacia el futuro que permita construir una base industrial competitiva y adaptada al contexto global.

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