La “doctrina Plaza” y la entrega de recursos en el Atlántico Sur  

El gobierno argentino abandonó explícitamente el reclamo de soberanía sobre las Islas Malvinas y el Atlántico Sur, priorizando acuerdos con potencias extranjeras que comprometen los recursos naturales de la región. 

Esta política, impulsada por el presidente Javier Milei y su equipo diplomático, incluye la designación de Mariana Plaza* como embajadora en el Reino Unido, figura clave en la negociación de cooperaciones sectoriales a cambio del silenciamiento del conflicto por la soberanía territorial.  

Un botín petrolero 

   Bajo las aguas que rodean las Islas Malvinas se estiman reservas de 1.700 millones de barriles de petróleo, valoradas en aproximadamente u$s 127.000 millones. Mientras la Argentina importa anualmente combustibles por u$s 5.000 millones, proyectos de explotación avanzan sin oposición estatal. 

   Desde 1998 se conocen estas reservas, pero ahora empresas transnacionales como la británica Rockhopper Exploration (con inversiones de EEUU y Europa) y la israelí Nativas Petroleum (ligada a capitales sionistas y contratos militares británicos) lideran iniciativas para extraer 300 millones de barriles en 30 años, CON ganancias proyectadas por u$s 25.000 millones. El Reino Unido obtendría u$s 6.000 millones en regalías, mientras Israel se beneficiaría del 65% de las acciones de Nativas, según informes del diario británico The Telegraph**.

Mariana Plaza, embajadora argentina en el Reino Unido.

Legalidad cuestionada y complicidad gubernamental  

   Nativas Petroleum opera en el yacimiento León Marino (a 300 km de las islas) pese a estar inhabilitada desde 2022 por la Secretaría de Energía argentina por actividades ilegales en la plataforma continental. Sin embargo, el gobierno británico de las islas otorgó una licencia ilegal para su operación, respaldado por el acuerdo tácito del Ejecutivo argentino. Este pacto “privatiza” el litigio soberano, evitando obstáculos al diálogo con Israel, socio estratégico en este reparto.  

Impacto ambiental y contradicciones británicas  

   La explotación petrolera amenaza un ecosistema frágil, pese a las promesas de Nativas de “minimizar riesgos ambientales”. Paralelamente, el Reino Unido enfrenta críticas por la contradicción entre sus metas climáticas (como la transición a cero emisiones bajo el Partido Laborista) y la expansión extractivista en las islas. John Birmingham, funcionario local, justificó la extracción como clave para la economía futura, desoyendo las promesas globales de reducción de emisiones.  

Base de la OTAN en el Atlántico Sur  

   Este escenario convierte a las Malvinas en un enclave militar y energético al servicio de intereses extranjeros. La entrega de recursos y soberanía, avalada por el gobierno argentino, refuerza la dependencia de potencias como EEUU, Reino Unido e Israel, consolidando una lógica de saqueo y control geopolítico en detrimento del desarrollo nacional y la protección del medio ambiente.  

*Resolución 240/2022 de la Secretaría de Energía. **The Telegraph (30/04/24, 30/06/24) 

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