Etiquetado frontal de alimentos: Nutricionistas se manifestaron contra los cambios 

La Ley fue modificada a través de su reglamentación por el Poder Ejecutivo a través de las Disposiciones 11.362/2024 y 11.378/2024. 

En este marco, nutricionistas bonaerenses explicaron que se trata de “un retroceso significativo”. El Colegio de Nutricionistas de la provincia salió en defensa de la ley y de su correcta aplicación, con la premisa de que “el etiquetado de los alimentos juega un papel crucial en la toma de decisiones informadas por parte de los consumidores”, conforme argumentaron.

   “Consideramos que las normas que regulan el etiquetado deben ser claras, precisas y coherentes con los objetivos de promover la salud y prevenir enfermedades crónicas”, sostuvo la licenciada en Nutrición (MP 4.435), Laura Salzman, la presidenta de la institución que nuclea a las nutricionistas bonaerenses. En el mismo sentido advirtió que los cambios introducidos por el Gobierno de Javier Milei generan “dudas sobre su capacidad para cumplir con estos objetivos”.

   Por ejemplo, de acuerdo con lo que fundamentan los especialistas, al relajar los requisitos de etiquetado y permitir una mayor flexibilidad en el uso de términos como “light” y “bajo en”, “se corre el riesgo de generar confusión en los consumidores y de promover la elección de productos menos saludables”.

• Información engañosa: Al permitir que se consideren sólo los nutrientes añadidos y no los intrínsecos del producto, se oculta información crucial sobre su composición nutricional real.

• Publicidad engañosa: La flexibilización en el uso de “claims” como “light” en productos con exceso de azúcares genera confusión en los consumidores y promueve la elección de productos poco saludables.

• Menor protección a niñas, niños y adolescentes: La reducción de la edad límite para la protección frente a la publicidad de productos ultraprocesados y la permisividad en el uso de elementos de marketing dirigidos a este público vulneran sus derechos.

• Falta de transparencia: La eliminación de las declaraciones juradas implica una pérdida de control sobre la información nutricional de los alimentos, dejando a los consumidores a merced de la buena fe de las empresas.

   “Las políticas públicas en materia de alimentación deben basarse en evidencia científica sólida y consensuada, y tener como objetivo primero la protección de la salud de la población, especialmente de los grupos más vulnerables”, enfatizaron desde el colegio. Y advirtieron que con estos cambios se debilita “el marco regulatorio existente y podrían revertir los avances logrados en materia de etiquetado frontal”.

   “Las nuevas disposiciones representan una regresión en los derechos adquiridos a la información, a la salud y a la alimentación saludable, afectando a todas las personas, pero en mayor medida a la población más vulnerable”, cerró la institución.

Los alimentos que no tendrán más sellos negros

   Ahora correrá por cuenta de los usuarios analizar los valores nutricionales detallados para tomar decisiones informadas.

   A finales de diciembre, el gobierno introdujo modificaciones al sistema de etiquetado frontal de alimentos, conocido por los distintivos octógonos negros que advierten sobre excesos de azúcar, grasas o sodio. Estos cambios buscan flexibilizar las normas aplicables tanto a las etiquetas como a la publicidad de los productos, lo que permitirá que muchos alimentos pierdan estos sellos o dejen de exhibirlos por completo.

Los qué significan estos cambios en términos prácticos

   La Ley de Etiquetado Frontal, sancionada en 2022, fue diseñada para brindar información clara sobre la composición de los alimentos, destacando nutrientes críticos como grasas, azúcares y sodio. Sin embargo, el reciente ajuste al manual de aplicación ha generado debates, enfrentando a sectores que apoyan la medida por su flexibilidad con otros que alertan sobre sus posibles riesgos para la salud pública.

   El cambio clave radica en cómo se contabilizan los nutrientes críticos. Ahora, solo se tendrán en cuenta los nutrientes añadidos durante el proceso de elaboración, dejando de lado aquellos que son intrínsecos al alimento. Por ejemplo, el azúcar natural de las frutas ya no se considerará en el cálculo de las mermeladas; solo el azúcar añadido será evaluado.

   Además, los productos podrán resaltar beneficios nutricionales que no estén relacionados con los nutrientes críticos señalados. Un queso etiquetado por “exceso de sodio”, por ejemplo, podrá destacar su contenido de calcio, algo que antes estaba prohibido.

Etiquetas y góndolas

   La implementación no será inmediata. Las empresas adaptarán sus envases a medida que agoten los actuales. Se estima que los primeros productos con menos sellos llegarán a las góndolas entre finales de febrero y principios de abril, dependiendo del ritmo de producción de cada categoría.

Productos favorecidos por los cambios

   Algunas categorías de alimentos experimentarán una significativa reducción de sellos, incluyendo:

• Quesos: muchos perderán el sello por grasas, ya que estas son naturales de la leche. Además, podrán destacar su contenido de calcio y vitaminas;

• Yogures: los que contienen edulcorantes en lugar de azúcar añadida perderán sellos y podrán resaltar su aporte de calcio;

• Mermeladas: al excluir el azúcar natural de las frutas, muchas ya no cumplirán con los criterios para llevar octógonos;

• Jugos de frutas: aquellos que solo tienen azúcar agregada en pequeñas cantidades también se beneficiarán;

• Jamones: podrían perder el sello de grasas si cumplen con los límites de sodio.

• Barras de frutos secos: si no incluyen grasas adicionadas, quedarán libres de sellos y podrán destacar los beneficios de las grasas naturales presentes.

¿Qué pasará con “exceso de calorías”?

   Con las nuevas disposiciones, el sello de “exceso de calorías” se aplicará solamente si el producto también tiene sellos por azúcar, grasas totales o saturadas, y supera las 275 kcal por cada 100 gramos. Esto podría dejar fuera de la advertencia a alimentos con alto contenido calórico pero sin otros nutrientes críticos en niveles significativos.

   Aunque los cambios buscan armonizar las normativas locales con estándares internacionales y atender las demandas de la industria, también abren interrogantes sobre su impacto en la salud pública. Con menos octógonos en las etiquetas, los consumidores tendrán más opciones, pero también recaerá en ellos la responsabilidad de interpretar con mayor detalle la información nutricional disponible.

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