Desde 2015 los envíos agrícolas al exterior bajaron a un ritmo de 1,3 % anual.
La Argentina es líder mundial en la producción y exportación agroalimentaria, pero en los últimos años parece estancada, mientras otros grandes competidores siguieron creciendo. Según el estudio “Hacia un sector agroalimentario más competitivo, inclusivo y resiliente”, presentado por el Banco Mundial, en los últimos 10 años la salud del sector se debilitó: la Argentina es el único país líder en el segmento cuyas exportaciones decrecen.
La participación argentina en los mercados internacionales bajó 0,5 puntos en la última década.
En la última década las exportaciones agroalimentarias cayeron 1,3% anual, y nuestra participación en los mercados internacionales disminuyó de 2,7% en 2011 a 2,2% en 2021. El apoyo a los productores en el país es menor en comparación con el de sus competidores internacionales: un 20% de los ingresos agropecuarios brutos entre 2019-2021. Para el organismo, solo la previsibilidad y continuidad de políticas permitirán que el sector tenga mayor peso en la recuperación.
“Hay políticas generales y específicas distorsivas. A nivel impositivo, destaca la carga sobre exportaciones, impuestos a los ingresos brutos y trabas para exportar e importar, que desincentivan inversión y rendimientos. Aunque el sector sigue generando, las desventajas competitivas van poniendo trabas”, comentó Irene Wasilevsky, economista agrícola del BM.
Las políticas distorsivas dañaron especialmente a los pequeños productores de zonas remotas, con márgenes bajos de rentabilidad y menor acceso a servicios. Dado que los gravámenes al sector ganadero se ubican entre el 49% y el 57%, las ganancias de los productores de carne (principalmente de pequeña escala) fueron duramente afectadas, lo que redujo su capacidad de inversión y los incentivos para mejorar. Entre 2001 y 2014, la Argentina también perdió más de 12% de superficie forestal, y productores y sector público no invirtieron suficiente en la gestión hídrica.
“Si no implementan medidas de adaptación, los daños causados por las inundaciones podrían reducir el PIB 0,5% al año para 2060, y las sequías persistentes podrían provocar disminución del PIB de un 4% anual para 2050 , aseguró el BM.