El Plan de Lectura arrancó la invernal mañana de junio con una visita al Barrio Nuevo.
En la cuadra dónde se encuentra la mítica «Escuela de Vidrio» y su nuevo edificio, también se erige en una esquina la EES N° 146 » Directora Silvia Merlo».
Luego de una participación diaria en la Feria del Libro y tras la pausa del domingo, el Plan y sus lectoras volvían a hundir sus manos en la caja donde habitan los textos de Cortázar, de Van Bredam, de don Eraclio Cepeda, de Amado Nervo, para buscar aquel que inocule la fantasía , la imaginación y el sueño por un mundo un poco mejor a esos pibes arrumbados en las sillas de esa linda biblioteca que también oficia de kiosko.
Mercedes ofició su ritual de recitados, su inagotable caudal de leyendas contadas de la mejor manera: oralmente. Así fue presisponiendo a la fiesta. A la fiesta de la palabra y su encanto sonoro.
Pasaron la leyenda del chajá, el carau y el chogüi, trabalenguas y la inmortal poesía de A. Nervio «Muy cerca de mi ocaso, yo te bendigo vida …»
Leer a Cortázar, a Van Bredam, Roldán, Pescetti y Ernesto Cardenal fue el cierre de la fiesta lectora. La actitud ya había cambiado por completo, el hechizo de esas palabras hechas arte, vueltas belleza volvió a funcionar.
Hubo aplausos, gritos y sonrisas. Ganas de sacarse fotos y pedir por la vuelta del Plan.
Otra página lectora se acaba, en esa escuela secundaria que lleva el nombre de una docente joven que ya no está, pero transmite vitalidad a esos profesores jóvenes como ella, que hoy deben estar a diario educando pero también atentos a las necesidades afectivas y de las otras. Una comunidad de chicos y chicas que nos recibieron apáticos y nos despidieron regalándonos afecto.
El Plan volvió a lograrlo, tiene un aliado poderoso: un rectángulo de papel y muchas hojas, le dicen libro y sirve para malograr, aunque sea por una hora, la tristeza del mundo y decirle a esos pibes del Sarmiento y el barrio Nuevo que tienen todo el derecho a ser felices.